Esta reflexión de hoy es tomada de una magnífica catequesis dada por San Juan Pablo II el 22 de julio de 1998 y que hoy es mas imperativo que nunca meditar sobre este llamado de Dios para cada uno de nosotros a la santidad que, solo con la ayuda del "Santificador", el Espíritu Santo de Dios, es posible lograr. ¡No te la pierdas y compártela!