En la mayoría de las familias, los padres intentamos educar y corregir a nuestros hijos con la mejor de nuestras intenciones. En este proceso es normal que nos preguntemos: ¿habré sido demasiado duro con él? ¿tengo que castigarle? ¿lo estaré haciendo bien? Y en no pocas ocasiones nos equivocamos. Reconocer que nos podemos equivocar es el primer paso para hacerlo mejor y evitar estos errores más comunes que cometemos al disciplinar y educar a los hijos.