No existe una vida espiritual cómoda, no existe eso de una vida espiritual placentera, sin incomodidades y todo perfecto, exclusivamente llena de regalos y cosas lindas. Sin cruz no hay cristianismo y no hay cristianismo sin cruz. Lo curioso es que el mundo te promete amor y te da cruz, en cambio Cristo te promete cruz y te da amor. Cristo te dice “ven carga mi cruz” y lo que terminas recibiendo es su Amor. Continuamos esta reflexión sobre el sufrimiento que nos ayuda a comprender el "para qué" de Dios al permitirnos las pruebas y tribulaciones durante nuestro paso por esta tierra, entendiendo los tipos de combate, los enemigos de nuestra alma y el propósito del combate.